En el lugar donde vivo, y si dirijo mi mirada hacia el Sur, puedo ver la costa de Malpica y las Islas Sisargas. Hoy, que está nublado y llueve, no están visibles, pero desde casa, sobre todo los días en los que la atmósfera está limpia y se ve con nitidez el horizonte, percibimos perfectamente la forma de las Islas. Cuando se comienza a poner el sol, y durante la noche, es la luz de su faro, con tres destellos cada 15 segundos, la que nos marca su posición.
Así que cuando llegué a Malpica, lo primero que busqué, casi instintivamente, fueron las Sisargas. Sin embargo desde la playa de Area Maior, las Islas no parecen tales, ya que la forma de la costa no permite apreciar la separación entre el continente y las Islas.
Las Sisargas son un archipiélago formado por la Sisarga Grande, la Chica, la Malante, y varios pequeños islotes, situados a una milla escasa del Cabo de San Adrián. El Faro se encuentra sobre la Sisarga Grande. Fue construido entre 1912 y 1915, gracias al empeño y el esfuerzo de los propios vecinos, al lado de los restos del primer faro construido en 1853. Los sillares y mampuestos que dan forma a sus muros y la torre, fueron llevados desde tierra a la Isla en las embarcaciones de los pescadores, quienes también se ocuparon de su construcción, conscientes de la importancia de tener esa referencia luminosa y acústica para volver a puerto en medio de la noche o de un temporal. Para días de poca visibilidad como el de hoy, disponían de un cañón para sustituir la señal luminosa por una acústica. Más tarde se construiría el edificio de la sirena.
Durante años, la Sisarga Grande, hoy deshabitada, estuvo ocupada por hasta 4 familias, que eran las que mantenían la instalación funcionado. Pero los habitantes del faro no fueron sus primeros ocupantes. Antes, y hasta el siglo X, la isla estuvo habitada por la gente que viva en la ermita de Santa Mariña, de la que se sabe fue destruida por los piratas, en sus múltiples incursiones, durante el siglo X.
La Isla es también una reserva natural de gran riqueza por su flora y fauna, anidando en ellas varias especies de aves en peligro de extinción que eligen las islas para criar y también como etapa de paso en sus largas migraciones. Especies como el cormorán moñudo, la gaviota tridáctila y la gaviota oscura encuentran en los acantilados de la parte norte de la Isla un habitat perfecto.
Me encantaría acercarme hasta la isla y dar un paseo por ella, pero no existe ninguna empresa que te lleve, por lo que la única posibilidad es que alguna embarcación de Malpica nos acerque. Otra opción es pasarse por Malpica durante la fiesta del Mar, en el mes de agosto. Durante las fiestas, se celebra una procesión hasta la Isla en honor de la Virgen del Carmen, y en recuerdo de los que murieron en el mar. En la procesión, los barcos de pesca, decorados con flores, llevan la imagen de la Virgen a las Islas. He leído que la llegada es espectacular, en un pequeño puerto natural situado junto a una playa. Además del faro, en su interior se puede visitar el bosque que ocupa buena parte de la zona alta de la Isla Grande. Este pequeño bosque sorprende por la gran cantidad de ‘arume’ acumulado en su suelo, que, el paso de los años y la ausencia del hombre, lo ha elevado varios metros, por lo que las copas de los pinos se encuentran a la altura de la cabeza.
Hoy ya nadie habita en la Isla. La tecnología permite situar la posición del faro aunque éste no esté visible. Pero me imagino que en medio de la borrasca, y aunque el ordenador del barco te dé su referencia, no hay nada como ver su luz blanca, con sus tres destellos cada quince segundos, indicándote su posición en tierra firme. Un punto fijo que sirve de guía mientras todo a tú alrededor no para de moverse.